Fotos de piojos ¡Para que no nos den piojo por liebre!
Quizás esta entrada resulta extraña pues habla acerca de ver fotos de piojos. Se que ahora mismo estarás frunciendo el ceño, como preguntando ¿y para que querría alguien ver fotos de estos insectos tan desagradables y molestos? ¿qué hay de interesante en ellos? ¿cuál sería la utilidad?
Bueno, la razón para proponer algo así tiene como finalidad que estemos mejor informados acerca del padecimiento que queremos combatir. La pediculosis al ser una ectoparasitosis, es decir al ser una infestación de parásitos externos que están en alguna parte de la superficie corporal la convierte en uno de esos procesos de la salud con mayor posibilidad de ser tratados de forma empírica sin la consulta previa con un profesional de la salud.
Si ese es el caso lo mejor es tratar de hacerlo de la mejor manera buscando ser lo mas eficiente posible con la eliminación de estos insectos, pero cuidando también de no producir molestias innecesarias, efectos indeseables, consumir energía o gastar tiempo y dinero en exceso.
Antes que nada, si no hay piojo no hay pediculosis
Como lo hemos comentado previamente, el diagnóstico de pediculosis ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE se puede hacer cuando se demuestra la presencia física e inconfundible de liendres y/o piojos en la cabeza, el cuerpo o el pubis de las personas.
Aunque esto parezca evidente, no lo es. Nos sorprendería saber cuantas personas alrededor asumen que otros o ell@s mismos están infestados por piojos solo porque tienen alguno de los síntomas que se presentan en dicha infestación.
Para hacer el diagnóstico de pediculosis, se debe demostrar sin lugar a ninguna duda que se han encontrado piojos o ninfas vivas caminando por el cuero cabelludo u otra parte del cuerpo y/o liendres adheridas al cabello a pocos milímetros de su raíz.
Síntomas parecidos a pediculosis no son suficientes para decir que hay piojos
La comezón, la irritación, la sensación de “cosas” moviéndose o caminando por la cabeza no son datos suficientes para asegurar que alguien o uno mismo pueda tener parásitos viviendo en el cuero cabelludo.
De forma similar, sustancias como los restos de los aerosoles para el cabello, cenizas u otros residuos ambientales, caspa o un sinnúmero de partículas pequeñas podrían simular la presencia falsa de liendres.
Es bien sabido que el simple hecho de pensar en piojos nos produce una sensación desagradable de “patitas” caminando por todo el cuerpo e inconscientemente nos despierta la sensación de comezón y el deseo de rascarnos.
De la misma forma cuando vemos en la piel, particularmente en el cuero cabelludo o en el cabello mismo, imágenes “sugestivas” de piojos y liendres asumimos de manera precipitada la presencia de dichos insectos.
El pánico nos vuelve paranoicos
Frente a estas sensaciones o imágenes “extrañas” asumimos conductas defensivas que nos llevan a tomar cartas en el asunto para combatir o contrarrestar el avance de la infestación.
Esto es particularmente cierto en las escuelas donde el personal encargado de revisar a los niños que ingresan al plantel no tiene el conocimiento o la experiencia suficiente para identificar a los parásitos y a sus huevos y emite de manera contundente un veredicto.
Esta decisión implica mas que el simple impedimento para entrar sino que produce el malestar por los planes familiares alterados, la carga social que implica el ser señalado como “piojoso”, la angustia por eliminar los piojos lo más rápido posible y el ritual obligado de buscar remedios y dedicarse a aplicarlos al “señalado” hasta que todo mundo esté suficientemente convencido de que la parasitosis ha desaparecido y no hay riesgo de contagio.
¿Cuáles son los riesgos de hacer un falso diagnóstico de pediculosis?
Cierto, hacer un diagnóstico falso de pediculosis no es tan grave como hacer uno de apendicitis. Al menos en la pediculosis no hay riesgo de una cirugía innecesaria.
Sin embargo, hacer dicho diagnóstico falso tampoco es inocuo.
Primero que nada, como ya mencionamos está la carga social. A pesar de que la pediculosis es un problema extendido por todo el mundo, cuya prevalencia se ha incrementado en prácticamente todas las sociedades sin excepción de raza, sexo, condición económica, social ni cultural, todavía la simple mención de su nombre se asocia a condiciones de discriminación y segregación como la pobreza, la suciedad, la ignorancia, el hacinamiento, la promiscuidad, etc.
Un niño que es señalado como portador de piojos y liendres y en especial sus papás y su familia, enfrentan el estigma de una condición que no desean, aunque dicha condición sea solamente un prejuicio falso.
Consumo de recursos. Como consecuencia del diagnóstico falso se crea una sensación de angustia que incita a resolver el problema “a como dé lugar” para lo cual se realizan esfuerzos por erradicar la parasitosis. Esfuerzos que consumen tiempo y recursos económicos derivados de la compra de medicamentos, remedios, instrumentos, consultas médicas, clínicas, etc.
Efectos adversos. Muchos de los tratamientos aplicados a veces sin el menor intento previo de búsqueda y limpieza de insectos conlleva el riesgo de generar irritación, hipersensibilidad, alergia u otro tipo de efectos nocivos.
Resistencia. Quizás uno de los mayores problemas del uso indiscriminado de sustancias para combatir piojos sea el hecho de que se ha generado una sobre-exposición ante la cual los insectos han respondido generando mecanismos de resistencia que ahora los han vuelto mas fuertes para enfrentar una gran cantidad de retos, volviendo a los tratamientos convencionales anteriormente exitosos un fracaso actual.
¿Cómo resolver el problema para hacer el diagnóstico correcto?
La mejor manera de resolver todos estos vericuetos es mediante la información adecuada del padecimiento.
Como ya mencionamos, para poder hacer el diagnóstico de pediculosis es necesario ver al piojo y/o liendres, pero ¿cómo vamos a identificarlos si no los conocemos?
Por supuesto salvo algunos casos excepcionales, nadie tiene un microscopio guardado en la cocina o en el estudio, pero casi en cada hogar hay por lo menos una lupa o lentes magnificadores convencionales.
Si contamos con imágenes suficientemente claras que fácilmente pueden conseguirse en internet de cómo son las liendres y los piojos y luego comparamos dichas imágenes con los restos que obtenemos de nuestra búsqueda en el cuerpo, particularmente en la cabeza, debería ayudarnos a resolver el problema.
Tal vez para la identificación de piojos no sea tan relevante pues cualquier persona sin mucha experiencia podría darse cuenta de que un bicho pardo corriendo entre los cabellos no es algo normal, el problema sobretodo es la identificación de liendres las cuales como dijimos pueden confundirse con muchas otras partículas de color semejante.
A continuación, una simpática animación sobre la transmisión de los piojos:
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