Piojos en la cabeza de los niños – ¡Pánico en las escuelas!
Los piojos en la cabeza de los niños se han vuelto gradualmente en un problema común en prácticamente todas las poblaciones alrededor del mundo.
Hubo un tiempo en que la pediculosis se asoció a la pobreza, a la suciedad y al hacinamiento. Todavía hoy el estigma persiste. No obstante poco a poco es evidente que esto dejó de ser privativo de ciertos sectores marginados de la sociedad, de pobres, de vagabundos o de gente enferma.
Los piojos se han filtrado a todos los estratos socieconómicos y culturales, o quizás dicho de otra forma, ahora es que nos damos cuenta de que tan presentes han estado siempre los piojos en la vida del humano desde hace muchos años, siglos en realidad.
Actualmente a nivel al menos académico las viejas teorías se han sustituído por un nuevo enfoque en el cual sitios de investigación tan importantes como los Centros para el Control y Prevención de las enfermedades en Estados Unidos (CDC) y algunos otros grupos internacionales proponen que de hecho a los piojos les gustan más las cabezas limpias.
Una relación complicada: los piojos, los niños, sus padres y las escuelas
Si esto es cierto o no, la realidad es que el problema se vuelve cada vez mas latente sobretodo porque afecta a un binomio muy sensible de la sociedad: las mamás y papás y sus hijos escolares.
No es solamente que las madres y padres no deseen que sus hijos se infesten de liendres y piojos ¿quién lo desearía? Pero el asunto ahora ha escalado a la simple preocupación por la salud de los vástagos a la preocupación por el persistente estigma social y sus implicaciones prácticas.
Y es que la información de los CDC y otros reputados científicos mundiales por muy veraz que sea como cualquier otra información tiene que permear en el inconsciente colectivo de la sociedad. Pero en la sociedad la idea de los piojos como signo de falta de higiene está mas que arraigada y se requerirá mucho tiempo para extraerla de su sitio en la psicología de la población.
Mientras tanto, en las escuelas – como en todos los demás sitios de convivencia – la palabra “piojos” produce rechazo por decir lo menos hasta todos los niveles de fobia y asco.
Un niño con piojos es visto casi como una fuente de radioactividad o una bomba de tiempo y ante la mas pequeña duda, las autoridades escolares de todos los niveles y los padres de familia imponen criterios más estrictos que cualquier cerco epidemiológico estándar.
Aquí hay que decir que si bien es cierto que los piojos y sus manifestaciones son completamente molestos e inaceptables, en honor a la verdad hay muy pocas evidencias que los asocien a la transmisión de enfermedades realmente graves. Hay algunos casos como la ricketsiosis de los cuales platicaremos en otro momento.
Pero cuando la alarma se enciende en una escuela por este tema, los guardianes de la salud se multiplican y la vigilancia no deja pasar ni los casos “débilmente sospechosos”.
A los niñ@s se les impide pasar hasta no demostrar fehacientemente que no hay infestación alguna y la familia comienza un período de estrés por los horarios alterados, la urgencia por eliminar la infestación real o la sombra de duda en los casos sospechosos pero sobretodo por borrar el estigma social que para algunas personas puede ser relativamente irrelevante pero para otras constituye una verdadera afrenta al honor.
Pero antes de este drama veamos…
¿Cómo llegan los piojos indeseables a la cabeza de los niñ@s?
Lo primero que hay que saber en relación a los piojos es que son bastante limitados en su movilidad pues ni brincan ni vuelan.
Hay dos maneras en las cuales aterrizan en la cabeza de las personas:
- Contato cabeza con cabeza. El contacto físico directo entre una cabeza y la otra es el mejor medio para que un piojo colonice un nuevo territorio, algo así como si juntáramos dos trenes para que hagan el trasbordo sin escalas. Y aunque esto parezca poco frecuente entre adultos que no tengan una relación afectuosa que favorezca el contacto estrecho, entre los niños sobretodo en los más pequeños es un mecanismo de lo más común.
- Compartiendo objetos personales. A veces cuando el contacto no se da cabeza con cabeza, les proporcionamos amablemente a los piojos un “ferry” que los trasborda de un vagón a otro mediante el uso de peines, cepillos, mascadas, gorras, diademas, etc.
¿Como se comportan los piojos cuando llegan a su nuevo “hotel”?
Despúes de aparearse, lo cual pueden hacer con suma frecuencia transcurren entre uno o dos día para que la hembra comience a depositar huevos, lo cual puede llevar a cabo a razón de 10 huevos promedio por hembra.
Por lo cual si quisiéramos tener una idea vaga del número de huevos que pueden contenerse en una cabeza tendríamos que multiplicar el número de hembras por diez. ¡No intente hacerlo!
La hembra une a estos huevos a la base de los cabellos cerca del cuero cabelludo con un cemento de quitina muy resistente a una gran variedad de sustancias.
Una vez adheridos al cabello transcurren entre siete a doce días para que los huevos eclosionen es decir que se rompan para dejar salir a las larvas de piojos.
Después de la eclosión transcurren otros nueve a 12 días más para que los piojos se conviertan en adultos pasando por tres etapas de ninfas.
Las hembras de piojo llegan a vivir de tres a cuatro semanas durante las cuales como se mencionó arriba puede poner hasta diez huevos diarios.
¿Que tan rápido podemos darnos cuenta si una niña o niño está infestad@ con piojos o no?
La buena noticia es que si se transmitiera un solo piojo macho o unos pocos de ellos quizas no nos enteraríamos nunca pues serían insuficientes para causar una gran molestia y morirían al poco tiempo sin reproducirse.
La mala noticia es que al transmitirse al menos una hembra de piojo de acuerdo al ciclo que acabamos de mencionar, se requerirían por lo menos de 16 a 24 días para que los nuevos huevos se convirtieran en piojos adultos y comenzaran a caminar por aquí y por allá y a chupar la sangre para producir sintomatología sugestiva de pediculosis.
¿Como estar seguros de que verdaderamente se trata de infección por piojos?
La única evidencia certera es encontrar a los piojos y a las liendres y por supuesto estar seguros de que son eso y no otra cosa.
No hay ninguna prueba de laboratorio necesaria que pueda sustituir a la observación directa en este caso y cualquier sintomatología asociada como comezón, irritación, inflamación o partículas blanquecinas que “parecen” liendres, pueden ser cualquier otra enfermedad hasta no demostrar lo contrario.
Sugerimos que consulte un profesional para la atención de este problema y mientras tanto l@ invitamos a visitar otras entradas de este blog para informarse más acerca de los piojos y los diversos tratamientos que existen.
A continuación un video que sirve de evidencia sobre el incremento de los casos de pediculosis en nuestro país:
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Muy interesante este tema mis tias sufrian de eso pero los niños en la escuela no le daban importancia y mis tias estaban en el mismo salón de clases, y mi abuela tenía que comprarles productos para tratarlas pero era igual, porque en la escuela de ellas era normal. Pero aqui en Estados Unidos es diferente se preocupan las escuelas mas en eso y es bueno.
Así es Brian creo que cada vez nos hacemos más conscientes del problema para conocerlo, aprender a diagnosticarlo y tratarlo pues ha alcanzado proporciones internacionales. Muchas gracias por tu comentario